Te encanta cocinar y disfrutas haciendo recetas nuevas, experimentando y probando cosas nuevas. Te gusta hacer de forma casera todas las elaboraciones, desde el sofrito, al caldo, pasando por el tomate frito. Pero no te sientas culpable si aún así, de vez en cuando tiras de comida precocinada, de croquetas congeladas, de salsas preparadas o de pizzas congeladas. Si existen, es para hacernos la vida más fácil. Y lo cierto es que el frenético ritmo de vida en el que vivimos, que nos obliga a hacer malabarismos para no morir entre el trabajo, el tráfico de la gran ciudad, el cole de los niños y la casa. El congelador se define como un electrodoméstico capaz de albergar cientos de recursos de urgencia para sobrevivir al día a día. Estos son los 13 alimentos que debes tener en el congelador (te salvarán la vida)
1. Verduras frescas:
Verduras ya picadas en brunoise, es decir, en cubos menudos. Se trata de darte una panzada de picar verduras un día que estés aburrido en casa y no tengas nada que hacer, o mientras ves por enésima vez lo que el viento se llevó. Y luego, las empaquetas por separado cómodamente en bolsas de plástico tipo ‘zip’ especiales para la congelación.
Así, que un día tienes en casa invitados inesperados y quieres sorprenderles con una improvisada pero riquísima receta… pues sin problema, sacas tus verduras picadas y las añades a la sartén sin necesidad de descongelar. En un santiamén estará marchando tu sofrito.
2. Verduras ultracongeladas
De todos los alimentos que puedes encontrar en la sección de congelados de tu tienda habitual… las verduras son, probablemente, las primeras que debas comprar. Tener una bolsa de guisantes, otra de porciones de espinacas, de judías verdes, de coles de Bruselas o de coliflor… es de lo más útil y versátil. Las usarás para preparar un plato de verduras, pero también para guarniciones y acompañamientos, para incorporar a otra receta, para hacer una crema o puré. ¡Imprescindibles en tu congelador!.
3. Pan
Si eres de esas personas que practican la religión del pan, incapaz de hacer una comida sin pan… que no falte el pan en tu congelador. En un domingo tonto, de esos que no te quitas el pijama en todo el día y no sales de casa para nada, es probable que te des cuenta que no tienes pan ya con la mesa puesta. Si tienes pan en el congelador no tendrás más que sacarlo y dejarlo descongelar a temperatura ambiente o tostarlo un poco en el horno para acelerar el proceso. ¡Estará como recién hecho!.
4. Croquetas
No hay nada como las croquetas caseras… con el punto de la bechamel que a ti te gusta, con tu relleno favorito, sanas naturales. Bien, todo esto ya lo sabemos. Y aunque no son difíciles de hacer, llevan su tiempo, y bastante… hacer la bechamel, dejar que repose durante varias horas, formar las croquetas, rebozarlas, la fritura.
De modo que… no está de más que siempre tengas en el congelador un paquete de croquetas. Puede que no sean exactamente igual que las caseras, pero hoy en día, ya se acercan mucho. Olvidemos ese falso mito de que la comida precocinada no es buena… porque hay algunos platos verdaderamente exquisitos. Con no abusar de ellos a diario porque quizá tengan algo más de grasa y sal que si los preparas tú, es suficiente. Fríes tus croquetas sin necesidad de descongelar, preparar una ensaladita ligera… y en unos minutos tienes una cena riquísima lista.
Por cierto, quien dice croquetas… también dice palitos de mozzarella, Nuggets de pollo, rollitos de primavera, empanadillas, aros de cebolla, etc.
5. Revueltos, salteados
Ahora mismo hay infinidad de opciones en el mercado: salteado de setas, parrillada de verduras con pollo o con gambas, arroz tres delicias, salteado campestre, revuelto de gambas, ajetes y espárragos, salteado de espinacas con gambas, salteado de verduras con lomo…
Que siempre tengas en el congelador un par de bolsas de este tipo, y que vayan variando a medida que los consumes es una excelente idea. En un momento dado los puedes tomar como plato único, y te salvarán la vida si no tienes otra cosa en la nevera. Pero también pueden servir para elaborar una guarnición rápida y deliciosa para la comida que tengas prevista. Entre comer un filete de pollo a plancha, o un filete de ternera empanada, o una rodaja de merluza a la romana… y nada más, o comerlos acompañarlos con alguno de estos salteados o revueltos… hay una diferencia abismal. Comida sencilla y un poco triste… o comida completa y divertida. Tú elijes.
6. Caldo
Un día frío, un constipado incipiente, dolor articular, pocas ganas de hacer nada, mucho cansancio… en un día así, llegara casa, y preparar en 5 minutos una gran taza de consomé casero… ¡no tiene precio!. El secreto no es más que tener caldo casero hecho y congelado en cómodas porciones individuales. Puedes emplear cubiteras o bolas de congelación.
El caldo casero es delicioso y te servirá como base para sopas, pero también para muchos guisos. Así que cuando lo hagas, hazlo en mucha cantidad, para después congelar porciones individuales. ¡Merece la pena!
7. Masa de hojaldre y/o masa quebrada
En apenas 20 o 25 minutos una vez que las sacas del congelador se habrán atemperado para comenzar a trabajar con ellas. Justo el tiempo que tardarás en elaborar un improvisado relleno. Así, en un santiamén podrás preparar una empanada, una quiche o un pastel salado… y sorprender a tus invitados.
8. Pizza
A quien no le haya ocurrido alguna vez que aun teniendo otra comida prevista, una saludable ensalada, o una rica verdura… pero lo que de verdad le pide el cuerpo es una pizza… que tire la primera piedra. Así, que no dudes en tener una pizza precocinada en el congelador. Ahora bien, te recomendamos que no la hornees tal cual. Enriquécela con alguno de los ingredientes que más te gusten: con un poco más de queso, con cebolla, o con bacón, o con champiñones, o con bonito… ¡Ya verás que diferencia!.
9. Guisos caseros
Cualquier tipo de guiso aguanta perfectamente la congelación. De modo que cuando te pongas en modo ‘cocinillas on’ y prepares una fabada, o unas albóndigas, o unas carrilleras guisadas, o una caldereta de pescado… haz un poco de más. Verás como lo agradeces dos o tres semanas después, cuando saques del congelador una porción de ese guiso. ¡Te sabrá a gloria!.
10. Pescado
Unos filetes de merluza, o unos lomos de salmón… por su tamaño, no requieren de largo tiempo para descongelar. Además se pueden preparar en un santiamén al vapor o al papillote… de modo, que son un buen recurso para tener siempre en el congelador.
11. Salsas
Si un día preparas una maravillosa pasta con salsa boloñesa… no te costará nada hacer una buena cantidad de salsa, más de la que vas a emplear, y congelarla. Tiempo después, un día en el que no te ha dado tiempo a hacer la compra, que tu nevera esté casi vacía… y tengas el antojo de comer un plato de pasta rico rico… esa salsa caerá en tus manos como agua de mayo.
12. Perejil
El perejil… ay el perejil. Esa hierba imprescindible en la cocina… pero fresca, porque el perejil seco no es lo mismo. Y tan barato (o se vende baratísimo o te lo regalan en la frutería) y tan puñetero. Sí, hemos dicho puñetero. Porque el perejil se empeña en ponerse lacio y securrio justo el día que lo necesitas para hacer un majado, o para añadirlo a un guiso, para el pollo al ajillo. Y da igual como lo conserves: en vaso con agua, en la nevera con las verduras, envuelto en un paño húmedo…cuando lo necesitas, no está en condiciones. En el momento en el que descubras que el perejil que se congela fácilmente, y que no tienes más que sacar la cantidad que quieras y picarla directamente… nunca más volverás a tener este problema.
13. Filetes individuales
Si guardas un bloque de pechugas de pollo fileteadas, o un kilo de ternera hecho filetes… no te compensará descongelarlo para solucionarte la cena de un día para ti solo. Pero si los guardas en porciones individuales, bien separados entre sí… siempre tendrás un recurso fantástico para situaciones de urgencia.