No renuncies a comer bien los días de trabajo. Puedes seguir una dieta rica y equilibrada planificando con antelación tus platos. Cocina durante el fin de semana, congela incluso, y luego ve sacando tus recetas para meterlas en tápers y llevarlas a la oficina o a tu puesto de trabajo.
Además de comer a tu gusto, te ahorrarás una cantidad considerable de dinero. Y puedes sacar a relucir toda tu creatividad ingeniando las comidas más variadas: ensaladas, pastas, legumbres, carnes, pescados… Sí te recomendamos que no optes por meter en la tarteras cosas como sopas, cremas o salsas demasiado líquidas, para evitar inoportunas manchas desde tu casa, de camino a la oficina.