Tras los excesos navideños que seguro todos estamos cometiendo en estos días, toca propósito de enmienda. Será el mismo día 1 de enero de 2022 cuando comencemos a elaborar nuestra lista de buenas intenciones, entre las que siempre destaca llevar una dieta sana y equilibrada tras los malos hábitos alimentarios que solemos adquirir en Navidad.
La falta de tiempo suele ser una excusa frecuente a la hora de empezar a cuidarnos con una alimentación variada y, al mismo tiempo, de bajo aporte calórico para enmendar esos kilos de más que se han acumulados estos días. Por eso, además de recomendarte planificar tu compra y menús semanales, saber qué alimentos podemos congelar para facilitarnos este habitual propósito puede ayudarnos a conseguir nuestro objetivo.
Las verduras son, sin duda, la base de una alimentación sana y equilibrada junto a otros alimentos proteicos que no deben faltar en nuestra dieta. Por eso, saber qué vegetales podemos congelar y cuáles no va a facilitarnos la tarea que nos hemos propuesto en este nuevo año que comienza.
No suele ser una práctica habitual, seguramente porque no sabemos cuáles son las verduras que podemos congelar. Sin embargo, existe una gran variedad de verduras y hortalizas que soportan a la perfección la congelación.
En general, podremos meter en el congelador aquellas que luego utilizaremos para cocinar, ya que no es recomendable hacerlo con aquellos vegetales que tenemos previsto comer en crudo.
De esta forma, congelaremos sin problema, cebolla, ajo y perejil, ideales para usar como base de cualquiera de nuestros platos; coliflor, brócoli, espinacas y acelgas, que podemos congelar crudas siempre que luego vayamos a cocerlas; y lentejas y garbanzos, poniéndolos previamente en remojo.
Todas estas verduras congeladas suelen conservarse en perfecto estado entre 8 y 12 meses, dependiendo del proceso previo al que hayan sido sometidas y al envasado y almacenamiento adecuado.
Todas estas verduras mencionadas funcionan muy bien para preparar salsas, sopas, cremas o guisos, sin embargo, no sirven para preparar recetas en crudo, como ocurre con la mayoría de ensaladas.
De ahí que existan alimentos vegetales que no recomendamos congelar si van a comerse, posteriormente, crudos como es el caso de la lechuga, los canónigos o las espinas y acelgas, en el caso de que no esté prevista su cocción posterior.
Además, no es recomendable tampoco congelar en crudo verduras con alto contenido en agua, como sucede con la propia lechuga, el pepino, la patata o el apio. Las altas temperaturas a las que son sometidos estos vegetales durante el proceso de congelación darán lugar a la aparición de hielo en su contenido, provocando la pérdida de textura, sabor e incluso color de los mismos.