Alrededor del congelado existen muchos mitos y creencias que, en ocasiones, nos hacen dudar de la calidad del producto que tenemos ante nosotros. Por eso hoy compartimos con vosotros 6 mentiras y 6 verdades sobre la alimentación congelada.
El congelado industrial no es más que la conversión en hielo del agua que contienen los alimentos como consecuencia de su exposición a temperaturas muy bajas. La diferencia más grande que podemos encontrar con la congelación en casa, radica en que en la mayor parte de los casos, el segundo no alcanza una temperatura tan baja (alrededor -40ºC en la fase de ultracongelación) y, por lo tanto, las enzimas y microbios existentes en los alimentos cuentan con más tiempo para seguir aumentando. Además, la rapidez con la que se congela el alimento en el proceso industrial es tan rápida que los cristales de hielo que se forman con el agua del producto son de un tamaño mucho menor impidiendo que se dañe la textura del producto como ocurre a veces con el congelado casero.
Teniendo esto en cuenta esto, podemos decir que:
Los alimentos congelados SÍ:
- Poseen los mismos valores nutricionales que los frescos, siempre que el congelado se lleve a cabo de una forma correcta.
- Conservarán más nutrientes cuanto antes se congelen, ya que a medida que pasa el tiempo se van perdiendo propiedades. No es lo mismo congelar un producto en su punto óptimo que cuando ya ha perdido sus características originales de textura, sabor y calidad.
- La congelación detiene el desarrollo de microorganismos. ¡Ojo! No los elimina, sólo evita que se multipliquen durante el tiempo en que el producto esté congelado.
- Las fluctuaciones de temperatura afectan a las propiedades nutricionales de los alimentos. Por ese motivo es tan importante no romper la cadena de frío. Siempre recomendamos que los congelados sean el último producto que se introduce en la cesta de la compra y el primero en ser guardado al llegar a la cocina.
- Existen diferencias entre la congelación casera e industrial, esta última se hace muy rápidamente a temperaturas de entre –18 y –35 ºC, evitando el daño en las estructuras celulares del alimento de una congelación casera (más lenta)
- Cualquier alimento fresco que pase varios días en el frigorífico o a la intemperie estará sufriendo una constante pérdida de sus propiedades vitamínicas. Y es caldo de cultivo para los microorganismos.
Los alimentos congelados NO:
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- No necesitan conservantes ni sustancias químicas para mantener sus propiedades una vez congelados.
- No debemos descongelar los productos a temperatura ambiente sino que debemos descongelarlos en la nevera, para que el aumento de la temperatura no sea brusco y los productos no pierdan propiedades.
- No debemos congelar un alimento una vez descongelado ya que la cadena de frío se habrá roto y eso afectará a la calidad del alimento, y también al recuento de microorganismos en el mismo. Una vez se retira del congelador, las cepas de bacterias que había estado inactivas por el frío, reanudan su crecimiento.
- No se pueden congelar todos los alimentos, incluso algunos como el pescado o las verduras son más vulnerables y debemos tener cuidado con el tiempo que lo mantenemos congelado. A nivel casero, por ejemplo, las verduras y frutas congeladas pierden la mayor parte de sus propiedades. Esto no sucede si se trata de congelación industrial.
- La congelación detiene el deterioro de los alimentos pero No lo corrige, si congela un producto en mal estado, al descongelarlo estará en el mismo punto.
- No todos los alimentos se descongelan del mismo modo.
FUENTE: The cooksters