Juan José Llorente, Country Manager de Adyen en España y Portugal, analiza la situación vivida estos últimos meses ha modificado por completo los hábitos de consumo de los españoles y cómo se ha trasladado esta realidad a los comercios.
Mientras que algunas empresas han encontrado en esta situación una oportunidad de negocio, muchas la viven con incertidumbre. Aunque es difícil determinar cómo será el futuro, sí podemos extraer conclusiones sobre los cambios en los hábitos de consumo de los españoles para aprender y adaptar los comercios en consecuencia.
Una de las grandes tendencias que marcaba la agenda del retail al inicio de 2020 era el ecommerce que, tras el confinamiento, se ha establecido como una de las opciones de compra preferidas por los consumidores. De hecho, los ingresos por ventas online en EE.UU. han aumentado un 68%, mientras que a nivel mundial las ventas online han crecido un 146% respecto a la misma época el año pasado. Sumado a esto, hemos detectado otras tendencias que ganan protagonismo en el sector retail:
El cierre de las tiendas durante los tres meses de confinamiento ha puesto de manifiesto la importancia de valorar todos los aspectos de un ecommerce. Aquellas marcas que tienen intención de crecer en los próximos meses deberán asegurarse de que su comercio sea lo más rápido, sencillo y eficaz posible. Ya no es suficiente con que las páginas web tengan un buen diseño y ofrezcan una buena experiencia de compra durante el proceso de checkout, sino que es igualmente importante optimizar el proceso de envío y trabajar con proveedores especializados en la gestión de pedidos para asegurar que el envío y las devoluciones funcionen sin complicaciones.
De la misma manera, tal y como afirma el Informe Adyen sobre el Retail 2019, un problema con el checkout, y más específicamente el hecho de no contar con los métodos de pago favoritos de los consumidores, puede llegar a suponer al comercio hasta un 10% de pérdidas.
El sector de alimentación, y más concretamente las cadenas de supermercados, fueron uno de los retailers con más carga de trabajo durante los meses de confinamiento. Sin embargo, tampoco pudieron escapar a los temores de compra en tienda física, que conllevaron un aumento en las compras online de comestibles, prácticamente triplicando el volumen de la industria online de alimentación de la noche a la mañana.
Este cambio de canal ha permitido a muchos consumidores descubrir las ventajas de pagar a otra persona para que haga la compra por ellos, haciendo muy probable que muchas de ellas sigan pagando a los Instacarts y Shipts para realizar sus compras en supermercados. Aunque en el sector predomina actualmente la contratación de servicios de entrega a domicilio, cada vez es más usual que los grandes supermercados ofrezcan a sus consumidores programas de compra en tienda física y entrega a domicilio o simplemente un programa de servicio completamente online.
El efectivo es la forma de intercambio de dinero más antigua de nuestra sociedad. Sin embargo, siempre ha sido considerado, incluso antes del inicio de la pandemia, como un punto de contagio de gérmenes entre la persona que paga y el que recibe el dinero. Por eso en el contexto actual se sitúa como uno de los puntos críticos del proceso de compra, junto a los terminales de venta móvil de los comercios.
Esto explica por qué el pago sin contacto o contactless en una de las grandes alternativas en esta nueva normalidad. Conscientes de ello, muchos retailers ya han implementado alternativas como los e-wallets, Apple Pay o las tarjetas de crédito contactless y es de esperar que otros sigan esta tendencia.
Amazon es el líder indiscutible del Checkout Free, un modelo de compra que ya funciona en supermercados Amazon Go y que revoluciona por completo el concepto de tienda física, ya que permite a los clientes realizar su compra sin tener que pasar caja para realizar el pago. La tecnología de la compañía se encarga de ir actualizando la lista de la compra de manera virtual conforme el consumidor va escogiendo los artículos que desea comprar en la tienda física, de manera que el cliente únicamente debe escoger y salir de la tienda. En ese mismo instante, en el que se abandona el comercio, Amazon realiza el cobro de los artículos de manera virtual y envía el ticket de la compra a la aplicación del consumidor.
A principios de este año la compañía comenzó a preparar una patente para poder ofrecer esta misma tecnología a otras empresas del sector. Aunque todavía no está muy extendida, está llamada a ser una de las tendencias del futuro del retail, ya que podría ser muy efectiva de cara a garantizar la seguridad de los consumidores al evitar el contacto directo con el personal de la tienda y la transmisión a través del efectivo o del pago con tarjetas de crédito.
El delivery o comida a domicilio se había consagrado como una de las grandes tendencias de consumo de los últimos años. Por eso no sorprende que haya jugado un papel importante durante la pandemia y que las empresas se hayan visto obligadas a incorporar nuevas medidas para garantizar la seguridad de sus clientes y empleados. Antes de la crisis por el Covid-19, Walmart ya había puesto en marcha la “recogida en la acera”, convirtiéndose en ese momento en una de las opciones más populares, pero ha sido el coronavirus el que ha obligado a popularizarla entre muchos de los comercios, facilitando así que se mantengan las distancias de seguridad recomendadas entre el repartidor y el cliente.
La pandemia por el Covid-19 ha sido devastadora en muchos sentidos, causando pérdidas masivas de vidas y el colapso de muchos mercados económicos. El comercio minorista, en particular, se ha visto drásticamente afectado, lo que ha provocado cierres de tiendas y pérdidas de puestos de trabajo. Sin embargo, a medida que el mundo comienza a resurgir después de unos meses de parón resulta inevitable preguntarse cómo afectará esta situación a la sociedad y qué habrá cambiado o quedará una vez se resuelva la situación. Aunque siguen manteniéndose muchas incógnitas e incertidumbre respecto a cómo será nuestro futuro, los cambios en los hábitos a nivel social y a nivel consumo ya comienzan a encaminar lo que parece que serán las tendencias en los próximos meses: un consumo más online y con menos contacto.